Las zonas reflejas del cuerpo, reflexología

Si bien el tratamiento terapéutico del ser se enfoca desde los pies en culturas muy antiguas, como la china en asia o los nativos indígenas en américa, es gracias a las pacientes investigaciones del médico estadounidense William Fitzgerald que se sabe que el cuerpo posee zonas reflejas, diez zonas distribuidas a lo largo del curpo, en sentido longitudinal, que recorren al ser humano desde la cabeza hasta los pies. Cada una de esas zonas que empieza en la cabeza pasa por un órgano. Siguiendo cada zona por su línea, desde la cabeza llegamos hasta los pies, donde en una zona proporcionalmente reducida ese órgano que se encuentra dentro de la zona tiene su zona refleja. Por ejemplo, las zonas dos y tres pasan por los ojos, si nosotros seguimos la zona hasta los pies, nos encontramos con que en los dedos dos y tres tenemos la zona refleja de esos ojos, no solo del órgano en sí mismo sino de todo el centro de la visión, reflejado a lo largo de cada dedo número dos y número tres.

Todos los órganos y articulaciones que están de a pares en el organismo, como por ejemplo los oídos y los riñones, están representados tanto en el pie derecho como en el pie izquierdo en su zona correspondiente, mientras que los órganos individuales están en las zonas reflejas en el pie del mismo lado que ocupan dentro del cuerpo. Si los órganos están en la zona media del cuerpo, sus zonas reflejas se encontrarán en la zona medial de ambos pies, colocandolos uno junto al otro.

Así, cada disfunción o bloqueo que pueda tener el ser humano en sus emociones o pensamietos, al afectar estos a los órganos, pueden ser tratados también desde la terapia de las zonas reflejas de los pies. Con las técnicas manuales de manipulación de los pies basadas en las zonas reflejas del cuerpo, reflexología, masaje Tuina, Técnica Metamórfica u otras, se crea a cada zona del cuerpo un estímulo desde los receptores de las vias nerviosas sensitivas de los tejidos del pie, un estímulo que genera una inmediata sensación de bienestar a quien lo recibe.